lunes, 12 de noviembre de 2007

Perfección


Shhhh…. no digas nada.
No digas nada que todo está perfecto.
No quiebres la armonía del silencio con palabras gastadas, esas que tanto y tanto se han usado ya. Debemos cuidarlas para que no se rompan; mimarlas, advertirlas, cobijarlas entre dulces sueños mudos.
No digas nada que todo está perfecto.
Que nosotros también, amor mío, estamos gastados de tanto uso.
Seguir es venerar los gestos silenciosos de amable compañía, solos pero juntos como la primera oración.

Porque llegó la primavera y volvió a deslumbrarme con la vida que renace en todos los rincones.

Porque los pájaros se traen un alboroto de crías emplumando que van, a instinto puro, cumpliendo el ciclo mágico de la naturaleza. Y ayer me volví a sorprender viendo tres gorriones pelear con entusiasmo, enfrentando al mundo, sin saber yo por qué.

Porque las flores estallan despertando con la fuerza de la alegría suprema. Y mi rosal, ese casi silvestre que sola sembré, esta vez me regaló tantas y tantas rosas que algo como un orgullo nació en mi pecho y mis dedos se extasiaron recorriendo, acariciando los pétalos de terciopelo.

Porque la mirada de la gente cambia, renovada, esperanzada de amores que se desbocan incomprensibles.

Porque a veces me duele la vida y el alma me llora desamparo.

Porque no tengo nada “importante” para decirte.

Porque soy imperfecta.

No digas nada que todo está perfecto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

[(hablo bajito... no quiero romper, ni por asomo, ese hermoso renacer)]

Mauro Vaghi dijo...

No digo nada ... todo está perfecto.
(Pausa)
Pero, no puedo con la perfección, o no puedo quedarme callado?
No me movió, me mueve, y me deja pensando ...
Gracias.
Mauro