miércoles, 24 de octubre de 2007
Blasfemia
Miré lo más alto que pude, allí nomás hacia la luna y sentí la impresionante magnitud de la insignificancia.
Miré lo más adentro que pude, allí nomás hacia mi alma, donde estás vos, y sentí la impresionante magnitud de la insignificancia.
Con un simple gesto podés regalarme el universo o hundirme en el centro de la Tierra.
Con una mirada me brindás las dos puntas del arco iris y con otra los tres clavos de una cruz.
Con un soplo me das la esencia de la vida y con otro, en un instante, soy una minúscula mota de polvo que te sacudís.
Me siento blasfema, hereje, casi primitiva.
Te siento mi dios.
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3 comentarios:
... sin palabras, Katita!
últimamente no puedo leer un relato, de este magnífico blog, sin ponerme a llorar.
Un deleite leerte!! Que lindo, que lindo..un abrazo
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